Y añadió: "¿Cómo es posible que con respecto a una lombriz que salió de una fruta se la considera como a uno de los reptiles que se arrastran por sobre la faz de la tierra, que por ingerirlos están obligados a rendir cuentas sobre varias leyes profanadas;
pero si nunca salió del interior del fruto, se lo considera parte del mismo y no rige sobre el mismo ninguna prohibición? ¿Cómo la razón soporta aceptar decreto semejante, pues qué cambio se produce en el cuerpo del gusano en el momento en que sale de la fruta?".
El Rabí toma de sobre la mesa una cuchara vacía, y le solicita al gobernante que salive dentro de ella, y así lo hizo.
De inmediato, el Rabí le pide que vuelva a introducir la saliva dentro de su boca, a lo que el mandatario se opone manifestando que es algo repugnante para él hacer tal cosa.
Entonces el Rabí le pregunta: ¿Por qué es repugnante para ti, hace un momento estaba dentro de tu boca, y que cambio se produjo en la saliva por haber pasado a la cuchara?.
El gobernante le responde: "Antes estaba dentro de mi boca, pero en el momento que salió de ella, se convirtió en algo repugnante para mi".
Entonces el Rabí le explica: "Así es la cosa de la que hablaste, el gusano que está dentro de la fruta, por cuanto que nunca salió de ahí, la persona lo traga y no le es repugnante, pero en el momento en que sale de la misma inclusive por un instante, se convierte en repugnante para él, y por eso está prohibido".
Comprendemos de aquí lo que dijeron nuestros maestros, cuan duro es cuando una persona estudió y posteriormente se aparta de la Torá, parecería que se convirtió en algo no deseable para él, como la saliva que salió de la boca, por eso es muy difícil lograr el deseo necesario para querer estudiar nuevamente con corazón pleno, luego de haberse apartado una vez del estudio; por eso dijo la Torá: "No la aparten de vuestros corazones todos los días de vuestra vida".
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